Se habla de Rosela Manjulio una mujer de 35 años de edad que se tomó la molestia de contagiar a hombres en estado de ebriedad con enfermedades de transmisión sexual sólo por placer. Su táctica de ataque era adentrarse en los bares o cantinas nocturnas para buscar a sus futuras víctimas. Como dicen las malas lenguas “hombre borracho no es gente”, y tienen razón hasta cierto punto porque cuando el cuerpo está lleno de alcohol las facultades racionales pasan a segundo plano y el cuerpo se deja llevar por la irracionalidad, básicamente se toma una postura de animal y ante cualquier acto o demostración de incitación es difícil decir que no.

La culpable de los delitos siempre escogía a hombres entre el rango de edad de 20 a 28 años, su misión era arruinarles la vida amorosa y social ya que a nadie le gusta juntarse con personas enfermas y mucho menos si tienen que ver con contagio por coito. Estos casos se hacían muy frecuentes en las comisarias y los policías decidieron tomar cartas en el asunto, es por ello que tuvieron que ingeniar una estrategia encubierta para dar con la culpable.

Con éxito lograron inflirtrarse en los bares que la mujer frecuentaba y fue en cuestión de horas que Rosela atacó, gracias a esto pudieron capturarla y encerrarla para que no siga infectando a los hombres inocentes que van a bares para olvidar sus penas. Es cierto que este tipo de delitos son cometidos por el género masculino, pero hay que tener cuidado porque las mujeres también tienen su lado oscuro y suficiente malicia para no apiadarse de nadie. Lo que más caracteriza a una mujer es su poder analítico y de inteligencia, usan su encanto para atrapar el lado animal de los hombres y hacerlos caer en las trampas.

Se dicen que los mejores crímenes son realizados por mentes femeninas. La capacidad calculadora y de investigación que posee una mujer es increíble y no tiene limites, es por ello que también se necesita un cuerpo policial conformado por damas. El otro tema delicado es que las leyes protegen demasiado al género antes mencionado, entonces, aprovecharse de eso para hacer actos indebidos es la especialidad y el modo operandi de la situación. Si se quiere ir a un bar para desahogarse es recomendable siempre estar acompañado, en este siglo que la igualdad de género está de moda, cualquier persona es capaz de hacer lo que sea con tal de conseguir lo que quiere.