Existen determinadas preguntas que, por mucho que la comunidad científica se ha intentado detener a resolverlas, nunca se han logrado contestar de forma exitosa. Algunas parecen muy simples, otras muy complicadas, unas tratan puntos muy concretos, mientras que otras son muy abstractas o incluso imposibles de analizar, debido a que no tenemos ninguna base fundamental en la que apoyarnos.

Son ese tipo de preguntas que siempre nos hemos estado preguntado en algún rincón de nuestra mente, o bien esas que desde muy pequeños nos han ido atormentando en busca de una respuesta. Es más, algunas de las que se suelen mostrar y observar, surgen en la ocasión que menos nos esperamos, en un simple momento de lucidez mental con un amigo, mientras caminamos solos por la ciudad, cuando volvemos de fiesta…etc.

Pero hay que afirmar que todas esas preguntas son altamente atractivas y nos gusta mucho sumergirnos en ellas, porque siempre resulta muy entretenido. Aunque, finalmente, siempre exista más cerca o más lejos una posible respuesta, a lo largo de la historia, nuestra especie siempre se ha hecho preguntas de ese tipo. Algunas personas se han conformado con un tipo de respuestas, aunque puede ser que realmente no exista una respuesta verdadera, sino que tengan muchas respuestas. En el artículo de hoy os traemos la respuesta a una pregunta que seguro se han hecho alguna vez: ¿Por qué las letras de los teclados no están por orden alfabético?

Si alguna vez se ha preguntado por qué las letras en el teclado o en otros dispositivos no están en orden alfabético, no está solo. La gente se ha estado haciendo la misma pregunta durante años. Todo comenzó con las primeras máquinas de escribir.

La primera máquina de escribir fue construida en el año 1868 por Christopher Sholes, un editor de periódico de Milwaukee. Cuando se pulsaba una tecla, una varilla de conexión debería salir hacia afuera y golpear la cinta de tinta con recubrimiento, transfiriendo la letra sobre el papel.

Sin embargo, los primeros modelos de máquina de escribir tenían las letras, como se podría pensar, en orden alfabético. De la A hasta la Z. La “máquina de escribir” (nombre con el que se patentó la máquina) tenía sólo dos filas y las letras estaban dispuestas en orden alfabético con los números del 2 al 9. La O y la I se utilizaban para los números 1 y 0.

Una menor distancia y mayor velocidad permitió a la mecanógrafa colocar las manos alternativamente en letras consecutivas tan a menudo como fuera posible. Sin embargo, hubo un defecto importante en el diseño de esta máquina de escribir tan de moda. Cuando ciertas letras se veían afectadas en la serie, al igual que las combinaciones de TH y ST, las varillas de la máquina de escribir se atascaban porque estaban demasiado juntas. En un intento por corregir el problema, Sholes pasó cinco años experimentando con varias disposiciones clave. Para evitar que se pegaran, se las arregló para idear una nueva forma de organizar las varillas.

En 1873, los derechos de fabricación de la máquina se vendieron a E. Remmington and Sons. La compañía dispuso de nuevo las letras con la ayuda de Soules. Hay un hecho interesante aquí. Si prueba a escribir la palabra “Typewritter” en su teclado, comprobará que todas las letras se encuentran en la primera fila del mismo. El nombre de la marca quería que las letras de su nombre estuvieran en la parte superior. Esta disposición todavía se utiliza, ya que se ha convertido en un estándar en todo el mundo.

Se cree que el estudio del bigrama (análisis de texto) influyó en la disposición de las letras. Otros dicen que el diseño evolucionó a partir de las votaciones de los operadores de los telégrafos, que dijeron que era más fácil tener las letras dispuestas por la cantidad de veces que se utilizaban, en lugar de dónde deberían ser colocadas.

El resultado fue la distribución moderna QWERTY. El diseño se convirtió en un éxito después de la publicación de la Norma Remington Nº2 en el año 1878. Esta máquina incluía letras arriba y abajo. La tecla SHIFT se introdujo en la versión de 1878 para cambiar entre mayúsculas y minúsculas. Nuestros teclados modernos tienen muchas más letras adicionales que las encontradas en las originales.

El teclado de Sholes tenía cierta competencia. En la década de 1930, el profesor August Dvorak intentó realizar un teclado más fácil de usar, organizando todas las vocales y consonantes más comunes en la fila central. Comenzaron a producir máquinas de escribir en este formato, pero se encontraron un gran NO rotundo en los consumidores, que no querían cambiar más.

Un estudio de los Servicios Generales de EEUU en 1953 determinó que no había una gran diferencia en los teclados cuando se trataba de usabilidad. Los mecanógrafos experimentados podían escribir más o menos a la misma velocidad en ambos, además, la mayoría de la gente ya se había acostumbrado a escribir en el diseño QWERTY, y no querían volver a aprender.

Por la década de 1920, todo el mundo estaba usando la máquina de escribir Remington como una forma de escribir una carta o una historia. Se convirtieron en algo común en los hogares, oficinas y escuelas, y se comenzaron a dar clases y cursos de mecanografía, ya que se consideró el camino al futuro.

Las clases de mecanografía en las escuelas pronto dejaron paso a las clases de computación, donde el teclado QWERTY todavía existía. Funcionó tan bien, que se ha ido manteniendo como nuestro teclado en ordenadores, laptops e incluso teléfonos celulares.