La mayoría de las arañas son absolutamente inofensivas para los humanos. De hecho, de las más de 20.000 especies de arañas que habitan en las Américas, sólo 60 son capaces de morder a los seres humanos. Dentro de ese grupo pequeño, sólo cuatro son conocidas por ser peligrosas: la reclusa marrón, la viuda negra, el vagabundo o la araña agresiva de casa, y la araña del saco amarillo. Dentro de este selecto grupo, sólo la reclusa parda y la viuda negra se han asociado con enfermedad significativa e informes muy raros de muerte.

La reclusa marrón o parda también es conocida como araña violín y este nombre hace referencia a una marca en el caparazón, que no es evidente en todas las especies. Estas arañas que viven en libertad no hacen redes. La posición de las patas cuando la araña está en reposo es muy característica.
Todas las especies de araña violín deben ser consideradas médicamente importantes. Varias especies se encuentran en el sur de África, y en una variedad de formas diferentes. Algunas especies de arañas violín viven en cuevas, otras se pueden encontrar en hábitats de sabana. En algunas zonas, no es raro encontrarlas en las casas. El número de mordeduras de estas arañas es muy exagerado debido al mal diagnóstico frecuente de los síntomas.

Las muertes por la reclusa parda se han reportado sólo en los niños menores de siete años. Con el aumento de los viajes, las arañas y las picaduras de arañas se han trasladado a zonas donde no es endémica, y por ello los profesionales de la salud deben considerar esto a la hora de dar un tratamiento para picaduras.

La araña reclusa marrón es notable por su patrón de violín característico en la parte posterior del cefalotórax, la parte del cuerpo a la que las patas se unen. El patrón de violín se ve con la base del mismo en la cabeza de la araña y el cuello que apunta a la parte trasera. Estas pequeñas arañas son peludas de color amarillo a marrón oscuro con las piernas más oscuras.

No son agresivas y muerden solamente cuando se sienten amenazadas. Buscan ambientes oscuros, cálidos y secos tales como áticos, armarios, porches, graneros, sótanos, pilas de madera y llantas viejas.

Si tú o algún familiar se dan cuenta de que tienen una picadura y comienzas a tener síntomas como debilidad, mareos, erupciones, entre otros, acude a un centro de salud, no coloques hielo sobre la picadura, no tomes ninguna medicina ni coloques pomadas y mucho menos intentes extraer el veneno con tu boca.