Por qué Leonardo Dicaprio, NUNCA A GANADO un OSCAR?
Con The Revenant, Leonardo DiCaprio parece empecinado en completar todas las condiciones no escritas que los Oscar imponen en la categorí...
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Con The Revenant, Leonardo DiCaprio parece empecinado en completar todas las condiciones no escritas que los Oscar imponen en la categoría de mejor actor. Personaje basado en hechos reales: tic. Rostro afeado: tic. Dirigida por alguien reconocido: tic.
Coprotagonizada por alguien famoso pero no tanto: tic.
Esta semana, las imágenes de un DiCaprio barbudo y sucio interpretando al explorador Hugh Glass en el primer trailer de The Revenant confirmaron cada uno de esos tics y agregaron algo más.
En los casi tres minutos de duración que tiene el video, donde se lo ve desde peleando con un oso hasta sacando espuma por la boca de la bronca, se hace evidente algo que los críticos y el público saben desde hace más de dos décadas, pero que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas se viene negando a reconocer: que DiCaprio merece un Oscar.
Se puede afirmar que el Oscar no es el premio más respetado del cine o, peor aún, que ningún galardón puede aprehender el verdadero talento. Sin embargo, en la industria del espectáculo por excelencia, esa estatuilla dorada es su máximo reconocimiento.
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Pues, hay cuatro factores que explican sus cuatro derrotas pasadas y lo que probablemente será su quinta nominación y derrota por The Revenant.
Cuando el año pasado DiCaprio perdió el Oscar a mejor actor principal por su frenético rol en El lobo de Wall Street, la revista Vanity Fair elaboró una teoría explicando esta nueva derrota. Se trata del llamado Pitt-Hanks Continuum, que ubica en dos extremos actorales a Brad Pitt y Tom Hanks. Según esta teoría, Hanks es un intérprete que comparte sus emociones con el público, permitiéndole entender sus pensamientos y sentir como él. En otras palabras, despierta empatía. Solo alcanza con pensar en Filadelfia, Forrest Gump o Náufrago para asentir. En cambio, Pitt lleva al espectador a la admiración, el deseo y hasta la envidia, a imaginar cómo sería ser ese individuo con un aura de misterio. Por eso es imposible identificarse con sus personajes de películas como El club de la pelea, El curioso caso de Benjamin Button o, el máximo ejemplo, ¿Conoces a Joe Black?, donde interpreta a la muerte. Dentro de este espectro, DiCaprio se ubica cerca de Pitt.
El público puede ver su desesperación cuando sus múltiples mentiras empiezan a caer en Atrápame si puedes o notar cómo se quiebran sus nervios de tanta traición cruzada en Los infiltrados.
Pero asiste a cada gesto del actor maravillado, no lo vive con él. Tras dirigir a Pitt en Mátalos suavemente, Andrew Dominik dijo: "Cuando ves a Brad, siempre sentís que algo está pasando ahí adentro, pero no estás muy seguro qué es. Creo que por eso es una estrella de cine. Tiene esa cualidad de misterioso. De alguna forma, no te invita a compartir su posición", cita Vanity Fair.
De igual forma, no importa cuántas veces se parodie al Jack Dawson de DiCaprio, el "king of the world" a bordo del Titanic es él y no el espectador. Discapacidad y minorías Una forma efectiva de acercarse a Hanks dentro de este espectro actoral es representar papeles de personas con discapacidades físicas o mentales, o que son parte de alguna minoría oprimida. El problema es que DiCaprio ya lo intentó y no funcionó. A los 19 años, DiCaprio recibió su primera nominación al Oscar por su rol en ¿A quién ama Gilbert Grape? como Arnie Grape, un adolescente con discapacidad mental que vive en el pueblo de Endora, Iowa. Con sus movimientos de dedos y gritos agudos, el joven actor construyó un personaje feliz y vulnerable, idéntico a esos que tanto ama la academia. Incluso fue en esa premiación de 1994 que Hanks ganó como mejor actor principal por Filadelfia.
Sin embargo, para la categoría de actor secundario, donde DiCaprio competía, la academia usó otro de sus criterios de selección favoritos: premiar un papel consagratorio. Por eso, el Oscar fue para Tommy Lee Jones en El fugitivo. Desde entonces, DiCaprio no ha vuelto a interpretar a una persona discapacitada, pero sí ha probado otras estrategias que encantan a Hollywood, como afear su delicado rostro. Demasiado lindo A casi un mes de cumplir 41 años, DiCaprio sigue siendo un rubio carilindo. De hecho, el pelo y barbara desprolijos, los dientes torcidos y lastimaduras con mugre de su rostro en The Revenant no terminan de ser estrategias efectivas para opacar su belleza. Pero el problema de ser demasiado lindo para un Oscar tiene solución.
Las prótesis ayudaron a las hermosas Nicole Kidman y Charlize Theron a ganar sus respectivas estatuillas como mejor actriz principal en 2003 y 2006. Matthew McConaughey hizo lo propio perdiendo 17 kilos y evitando la cama solar.
Fue así como venció los prejuicios y al propio DiCaprio el año pasado. Pues DiCaprio intentó la estrategia de la transformación extrema con un pésimo resultado. Su interpretación del exidrector del FBI J. Edgar Hoover, que va desde que es un veinteañero ambicioso a un poderoso septuagenario, ni siquiera mereció una nominación a los premios 2012. El rol de su vida En sus cuatro nominaciones, DiCaprio perdió contra actores interpretando el rol que consagraba sus carreras. Además de Jones, le pasó con Jamie Foxx (Ray), Forest Whitaker (El último rey de Escocia) y McConaughey (Dallas Buyers Club). El problema del nacido nada menos que en Hollywood es que se convirtió en una celebridad del séptimo arte con tal fluidez que no tiene un papel que sea "el" papel. De la promesa adolescente de ¿A quién ama Gilbert Grape? pasó a ser el joven más atractivo de la industria, con roles que provocaban suspiros varios como Romeo y Julieta, Titanic y El hombre de la máscara de hierro.
Justo cuando parecía que no podría escapar de su propio encanto, en 2002 protagonizó Pandillas de Nueva York, de Martin Scorsese, y Atrápame si puedes, de Steven Spielberg. Dos años después repitió con el ítaloamericano en El aviador y luego en Los infiltrados, la cual se estrenó en 2006 al igual que Diamante de sangre. DiCaprio se convirtió en uno de los mejores actores de su generación así, con naturalidad. Por eso los Oscar no lo han notado y reconocido.
Es que, en definitiva, ¿por qué darle un pedazo de metal a una estrella? Todas las veces que perdió la estatuilla dorada 1994. Fue nominado a mejor actor de reparto por su papel de Arnie Grape en ¿A quién ama Gilbert Grape?, donde actúa con un joven Johnny Depp, bajo la dirección del sueco Lasse Hallström. Perdió contra Tommy Lee Jones por El fugitivo. 2005.
Su primera nominación como protagonista llegó de la mano de El aviador, dirigida por Martin Scorsese y coprotagonizada por Cate Blanchett. La genial interpretación que hizo Jamie Foxx de Ray Charles en Ray se quedó con el premio. 2007. Su siguiente nominación a mejor actor llegó por Diamante de sangre y no por Los infiltrados, que se estrenó el mismo año y que le dio a Scorsese (otro largamente ignorado por la academia) su único Oscar.
Ganó Forest Whitaker por El último rey de Escocia. 2014. La última derrota en la categoría de mejor actor principal fue por El lobo de Wall Street, también dirigida por Scorsese. Matthew McConaughey, quien tiene una breve participación en dicha película, se quedó con la estatuilla por Dallas Buyers Club.